domingo, 2 de diciembre de 2007

Firmin


Es la primera obra de un personaje pintoresco que parece ha conseguido una entrada triunfal en el mundo de las letras. (esto es lo único que ha quedado de la crónica de Juan Mari, Dios sabe qué ha pasado con el resto -continúo yo, con el riesgo de empobrecer el post, pero me remito a los comentarios al mismo para encontrar sabiduría acerca de este libro).

Pues bien, como decía Juan Marí esta es la primera obra de Sam Savage, un tipo cuando menos estrafalario, si atendemos a la foto que ha elegido para la contraportada de la edición de Seix Barral. Su curriculum tampoco parece para nada convencional.

Comentaba esta mañana con Nacho Cepeda cómo los críticos literarios (intuyo que este es un mal que no se limita a este arte) no parecen últimamente muy objetivos, y se empeñan en ensalzar obras con criterios más económico-marketinianos que con idea de efectivamente aconsejar a sus lectores acerca de obras que merezcan realmente la pena.

Parece que Firmin se encuadra en esta categoría. Gran éxito de crítica no acompañado por el contenido de la obra.

Argumento interesante, basado en la existencia de una rata de biblioteca -en el sentido más literal de la acepción-. Sin embargo, se trata de una novela plana, en la que desde el inicio estas esperando que pase algo que la agite, sin que llegue a pasar. Es más, si me apuro, diría que el gráfico de la obra indicaría una tendencia a la baja, especialmente en la segunda mitad de la misma. Un tal Rodrigo Fresán compara a este autor con Vonnegut, al que también he leído no hace mucho. Sin apasionarme Vonnegut, sinceramente creo que Savage dista bastante de él, y que el surrealismo del final del libro se debe más a falta de ideas que a un verdadero deseo de tener un epílogo digno.

En resumen, obra leíble (fundamentalmente por el argumento), cuyo desarrollo es muy mejorable.

martes, 23 de octubre de 2007

"Castellio contra Calvino", Stefan Zweig. Ed. Acantilado


Después de un mes de sequía literaria volvemos a la carga para comentar este sugerente libro, que describe los vicios de la intransigencia –en este caso fundamentalmente religiosa- frente a la debilidad de la tolerancia.


De fácil lectura, Zweig nos presenta las vidas del puritano Calvino, del humanista Castellio, y del utópico Servet.


A Calvino se nota que no le tiene mucho cariño, ya que nos lo presenta como el reformador de la Reforma, intransigente visionario, tirano no sólo espiritual, sino -como no puede ser de otra manera- también en el terreno material, maquiavélico dirigente, manipulador, en definitiva, muy poco cristiano. Es un hombre que aprovecha las turbulencias que se producen en el siglo XVI para erigirse como el gran salvador de la patria (¿no lo son todos los tiranos?), y como muchos otros utiliza la religión para conseguir sus fines personales. No cabe duda que cree en lo que predica, o al menos en algunas partes, las más superficiales. La austeridad hasta el límite, su prohibición de la alegría, al menos como se ha conceptuado en toda la historia de la Humanidad, no son ajenas a su forma de vivir. Lo que más me llama la atención es que pueda justificarse en las Sagradas Escrituras una interpretación que pueda llevar al hombre a comportarse de esta manera, pero bueno, no soy experto en la materia, como sí alguno de los lectores de este blog, al que dejo la puerta abierta para que nos ilustre con sus siempre sabios comentarios.

Frente a él nos presenta a Castellio, un personaje del que particularmente no había oído hablar, pero que pasa por ser uno de los hombres más eruditos de su época, conocedor de varias lenguas, además de ser un reputado teólogo. Castellio es un humanista que inicialmente no soporta el yugo de la férrea Iglesia católica de la época, y que se deja impresionar por la Reforma, por la libertad de interpretación de la Biblia que propone fundamentalmente Lutero. Como intelectual se pone en contacto con Calvino, principalmente por carta, en las que le hace llegar sus inquietudes y sus interpretaciones. Algunas de ellas chocan con las de Calvino (principalmente en el área de la predestinación), lo que provoca que el inicial buen recibimiento del maestro se convierta en profunda hostilidad, hasta el punto de que le haga abandonar Ginebra, además de buscarle la ruina económica. Castellio es capaz de refugiarse en Basilea, y después de muchas penurias encontrar un trabajo académico, aunque no acorde a su capacidad intelectual.

El detonante del enfrentamiento abierto es el español Miguel Servet, al que se nos presenta casi como un loco, una persona más bien gris que dentro del aparente desorden que la libertad de interpretación de la Biblia es provocado por la Reforma, comete el error de disentir de la doctrina oficial impuesta por Calvino, fundamentalmente al negar la Trinidad. No contento con desafiar por carta a Calvino, una vez que éste ha maniobrado para que la Inquisición le detenga (para un tirano el fin siempre justifica los medios), y que consigue escapar de prisión, no se le ocurre otra cosa que acudir a Ginebra retando a Calvino. Obviamente, éste mezclando su autoridad religiosa con su influencia política consigue que sea detenido, torturado, juzgado y quemado vivo, utilizando los métodos de la denostada Inquisición católica.

Particularmente interesante me parece el capítulo dedicado al Manifiesto en Defensa de la Tolerancia, en el que Zweig nos presenta párrafos literales de la obra de Castellio y de su correspondencia con Calvino. Interesante cómo el humanista desmonta todos y cada uno de los argumentos de Calvino, basándose en la Biblia, en los propios escritos de Calvino, y por supuesto, en el sentido común.

Zweig nos presenta un Calvino repugnante, con unas ideas que difícilmente pueden ser amparadas no ya por el Amor de Cristo, sino simplemente por cualquier hombre de buena voluntad, con independencia de su credo. Frente a él la tolerancia del débil no tiene eco en la sociedad del momento.


Preguntas que me plantea este libro:


¿Cómo es posible realizar una interpretación tan alejada de lo que aparentemente nos dice la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento, por parte de personas que dedican su vida al servicio de Cristo?
¿Cómo es posible que pueda mezclarse tan fácilmente el poder civil con el poder espiritual, donde queda la afirmación de “a Dios lo que es de Dios, y al césar lo que es del césar”?
¿Por qué el hombre no aprende de sus errores a lo largo de la Historia? ¿Es, como me apuntó el otro día Juan Marí, el pecado original?
¿Por qué es tan conocida la figura y la doctrina de Calvino, y no tanto la de Castellio?


Y otras más que seguro surgen después de leer vuestros comentarios…

domingo, 16 de septiembre de 2007

"El Hereje" de Miguel Delibes



Comentaba el otro dia con Juan Mari que este libro me estaba defraudando y que, de hecho, no sabía si sería uno más de los abandonados a mitad de camino. Después de un interesante preludio, la primera parte del libro se me hizo francamente insoportable, tediosa, sin ningún contenido. Parecía una oda al dominio del idioma por parte del autor (sobre todo los nombres de las prendas utilizadas en el siglo XVI, las descripciones de los paisajes con palabros bonitos pero nunca oídos, ni utilizados, al menos por mi). Insisto, al libro le sobra, en mi opinión, el 80% de la primera parte.


La segunda, por contra, va creciendo en intensidad, retomando el tema anunciado en el preludio, y nos introduce de nuevo en el meollo de la cuestión, es decir, la introducción de las ideas reformistas en el Valladolid católico de Carlos V. En este caso, vemos al protagonista desarrollarse en toda su plenitud, quedando perfectamente engarzadas la evolución de su experiencia personal, con una magnífica descripción de la vida cotidiana de un burgués del siglo XVI, y sobre todo con su evolución religiosa, fundamento de la historia que se nos cuenta en estas 500 páginas (a las que, insisto, probablemente le sobren las primeras 150).

La tercera, el auto de fe, tiene un ritmo frenético, es de aquellas novelas que da gusto leer. En ellas vemos la miseria y el esplendor humano, y nos hace reflexionar acerca de lo que para muchos ha sido (y desgraciadamente es) la religión: un mecanismo de poder, de salvaje opresión, en el que unos pocos dictan sentencias manifiestamente contrarias a la enseñanza de Cristo (y curiosamente los martirios son muy similares a los sufridos por aquellos santos a los que rezamos y que nos dan fuerzas y ejemplo en nuestra vida). ¿Cómo es posible que se mate en nombre de Dios, de Cristo, simplemente por diferir en la forma de entender la profesión de la fe? Esto es particularmente doloroso entre los cristianos, pero evidentemente no debe cinsunscribirse sólo a nuestra aproximación a Dios a través de Cristo.

Juan Pablo II pidió perdón por los excesos cometidos en nombre de nuestra religión. Seguro que también se han cometido excesos desde los otros credos. El inicio del Cristianismo, por ejemplo, las guerras entre protestantes y católicos, todas dirigidas, apoyadas en el poder seglar...¿No sería más fácil seguir la enseñanza de Cristo (amaros los unos a los otros), y no utilizar la religión para nuestros duelos? Por qué no sostenerlos en base a los argumentos que nos pueden separar (políticos, económicos, sociales), y dejar la religión al margen?

miércoles, 8 de agosto de 2007

"El niño con el pijama de rayas", de John Boyne. Ediciones Salamandra 2007


En primer lugar decir que para leer esta obra hay que tener un estado de ánimo especial. Trata sobre un tema espeluznante, el campo de prisioneros de Ausvitch (tal y como lo llama el protagonista, Bruno), visto a través de la inocencia de los ojos de un niño de 9 años. Desde la primera página, el autor nos consigue situar en la Alemania nazi, y es capaz de narrarnos los horrores cometidos, sin necesidad de mencionarlos, a través de un protagonista que los desconoce por completo. Bruno vive en su jaula de oro, con una familia más o menos regular, donde habita el amor familiar, mientras que al otro lado de la cerca se cometen los crímenes más horribles, en los que participan esos mismos personajes que en casa parecen normales, humanos.


Probablemente hoy no existan a nuestro alredor cercas tan evidentes pero, ¿podemos estar seguros de que nuestra situación es muy diferente a la de Bruno? En caso contrario, probablemente nuestros ojos no sean tan inocentes como los del protagonista de esta desazonadora obra, ya que tenemos la posibilidad de no mirar a otro lado y de tratar de entender lo que pasa en el mundo de hoy.

martes, 7 de agosto de 2007

“Hacia los confines de la Tierra”, Harry Thompson , Editorial Salamandra. 818 páginas


Apasionante novela que describe la vida del contralmirante de la armada británica Robert FitzRoy, ejemplar marino que es normalmente conocido en la Historia por haber sido el capitán del Beagle, pequeño balandro donde se embarcó Darwin, y donde engendró las ideas que le llevaron a escribir su famoso “El origen de las especies”.

La vida de FitzRoy transcurre en la primera mitad del siglo XIX, época de grandes cambios en la civilización. Impresiona el valor de aquellos hombres que se hacían a la mar en pequeños botes, sabiendo que iban a pasar años fuera de sus casas (de hecho sorprende que no fuesen unos desarraigados), sometidos a todo tipo de peligros –mortales tormentas, enfermedades, hostiles nativos- en unas condiciones de extrema incomodidad. En el caso de FitzRoy, además, todo ello lo hace exponiendo continuamente su propio patrimonio, con el único objetivo de cumplir las misiones que le han sido encomendadas, pero siempre manteniendo sus principios y valores.

FitzRoy cree a pies juntillas la literalidad de la Biblia. Darwin, por su parte, se embarca en el Beagle como un aspirante a conónigo, que quiere llegar a Dios a través del estudio de la Naturaleza. Ambos están expuestos a las mismas realidades, y sin embargo sus conclusiones son muy distintas. Uno se lleva la fama, no queda muy claro en el libro porqué, cuando desembarca del viaje, mientras que el otro, que ha defendido la actuación de su compañero y que por lo menos ha de tener el mismo trato, empieza a partir de ese momento una cuesta abajo en su vida profesional injusta a todas luces.

No me queda claro el razonamiento que lleva a Darwin a rechazar la idea del Diluvio Universal, y por qué es la piedra angular del rechazo de la existencia de Dios. Obviamente las circunstancias de su vida pueden explicar su alejamiento e incluso negación de Dios, pero bajo mi punto de vista, no está bien explicado en el libro. El que quiera profundizar en el tema tendrá que acudir a alguna biografía de Darwin (se citan varias en la abundante bibliografía aportada), o incluso a sus libros.

Como decía al principio, el argumento principal de esta novela es la vida de FitzRoy. Y en ella sí que veo un paralelismo con la vida de Job. A diferencia del libro que comenté más abajo (Job la resignación traicionada, de Joseph Roth), FitzRoy se pasa la vida luchando por sus ideales. No deja que la vida pase delante de sus ojos, sino que se involucra en todas las batallas. Es una persona consciente de su importancia en el mundo. Probablemente la inflexibilidad en la presentación de sus planteamientos ayuda a su caída. Pero siempre actúa de buena fe, teniendo muy claro cuál es el Bien superior que debe defender. Posiciones que en aquel momento parece anacrónico defender, que están en contra del progreso anunciado por Darwin, como es el mensaje cristiano de la igualdad de todos los hombres, son hoy muy modernas.

FitzRoy es una persona carismática en la distancia corta. Todos los que han servido a sus órdenes le admiran. Es un hombre de honor, que antepone la palabra dada, y sus principios a cualquier cosa aun a sabiendas de que va a ser perjudicial para él. Confía en sus superiores, lo da todo por ellos, pero éstos raramente le responden.

Pero se ve envuelto indirectamente en las luchas políticas, intoxicadas por el poder y el dinero.
Su salto a la política es muy corto. No puede disfrutar ni un solo día de su elección, ya que los políticos profesionales (que muestran un desapego hacia sus gobernados bastante en la línea de lo que ocurre con demasiada frecuencia en nuestros días) se encargan de destrozarle su vida. Su vida en Nueva Zelanda es abortada por intereses puramente económicos.

Desde el punto de vista personal tampoco su vida es un camino de rosas. Ha de luchar contra una terrible enfermedad, sus esfuerzos económicos no son recompensados hasta después de su muerte (y sólo en parte), lo que le lleva a vivir cada vez con más estrecheces, su vida familiar también se trunca pronto…

A FitzRoy le toca vivir una época de colonialización. El es un marino, con grandes inquietudes personales. Quiere probar la existencia del Diluvio Universal y la igualdad de todos los hombres. Frente a sus tesis están las de Darwin y los transmutacionistas, que niegan el Diluvio y que los nativos al margen de la civilización cristiana sean considerados hombres o personas. Son una especie inferior y por ello van a desaparecer. No tienen ninguna posibilidad de ser considerados personas iguales a los cristianos, y por lo tanto su vida no tiene el mismo valor. Es execrable el uso que se ha hecho del cristianismo en la Historia para cometer barbaridades, interesadas única y exclusivamente por el poder y el dinero…

Mi pregunta a los que leáis este libro –aunque probablemente encontréis otras más interesantes- es la siguiente: ¿tiene razón Darwin y su teoría de la aniquilación de la especie más débil en relación a la extinción de especies como el contralmirante FitzRoy?

lunes, 23 de julio de 2007

“Sostiene Pereira”, de Alberto Tabucchi. Ediciones Anagrama. Decimotercera Edición (1.997)

Novela ambientada en la Lisboa de agosto de 1.938, bajo la dictadura salacista, y en plena guerra civil española. Narrada en tercera persona (sería curioso contar el número de veces que aparece la palabra “sostiene”), describe la historia de un periodista encargado de la sección cultural de un diario vespertino.

Es una novela cargada de melancolía, como la vida del personaje. Es una vida proyectada en el pasado, de un viudo que espera la muerte, sin ninguna ambición especial, tras el fallecimiento de su mujer. Pereira es un hombre solo, sin familia, sin amigos, con una vida neutra, gris, sin relevancia.

Sin embargo, la irrupción de una pareja de jóvenes va transformándola, haciendo que se comprometa con una realidad de la que ha decidido aislarse. Como en casi todas las historias, el autor nos presenta dos bandos –el Bien y el Mal-, escasos en cuanto al número de personajes, pero no en la definición de los mismos. Pereira se sitúa inicialmente en el medio, debido a esa neutralidad exenta de compromiso con la realidad antes mencionada. Pero a lo largo de la novela va derivando hacia lo que el autor sostiene como lado del Bien, y que tiene como colofón un final que imprime a la novela un ritmo muy distinto al del desarrollo de la misma.

Me parece muy interesante la última conversación que mantiene con el sacerdote franciscano, Don Antonio, a la que recrimino quizá la falta de caridad cuando se refiere a los religiosos ejecutados. Menos interesante me parece la teoría de la multiplicidad de almas del doctor Cardoso.

Destaco la nota final, en la que el autor describe, de forma inteligente, la razón que le llevó a escribir esta novela y el formato de la misma.

En definitiva, a través del protagonista Tabucchi nos hace una buena descripción de la época, y de las perversiones de los regímenes dictatoriales, en los que destaca, al margen de incidentes grotescos, la falta de libertad. Y en el mundo en el que vivimos, probablemente esa falta de libertad no sea patrimonio exclusivo de las dictaduras, y ahí lo dejo.

sábado, 7 de julio de 2007

Joseph Roth, “La marcha Radetzky”. Barcelona 1981

Comencé con ilusión la lectura de este libro tras la buena impresión de Job. La verdad es que lo tenía entre los libros a tener en cuenta desde hacía años, pero siempre posponía su lectura. Ahora, aprovechando el ánimo que da la cercanía del Mediterráneo lo he leído con rapidez.

La impresión es ambivalente. Escribe tan bien que gozas con las descripciones, la utilización del lenguaje, las descripciones de los paisajes, personajes, situaciones. Sin embargo, en algún momento he tenido la sensación de cansancio. Me ha recordado otra sensación semejante, hace muchos años, al leer “La Montaña mágica” de Thomas Man, espléndida, pero agotadora.

En realidad, he tenido la impresión de que se trataba de untruco o de un engaño. Los tres personajes, padre, hijo y nieto no tienen consistencia real. Todo el montaje literario se basa en una anécdota-la salvación del emperador por parte del abuelo- que se desarrolla en cinco líneas- pero que da mucho de sí por un estiramiento arbitrario y que se va prolongando con distintos artificios.

Tal vez lo más sugerente constituye el intento de describir el cambio de página, de mentalidad, de organización social que se produce alrededor de la primera guerra mundial. En la historia europea no resulta fácil comprender la configuración del Imperio Austro-húngaro, un conjunto de pueblos y costumbres amalgamadas por una historia más o menos común, una cultura dominante, la germana, y, sobre todo, la figura del emperador. Resulta imuy interesante seguir en el libro algunas observaciones y descripciones que señalan, siempre de pasada, ese atractivo subyugante de la figura imperial en tantos pueblos que, a menudo, no participaban de otra ligazón común. Al agotarse la figura se desmoronó el imperio. Tal vez se puede decirse, algo aparece en el libro, que, más que agotarse el modelo, no fueron capaces de adaptarlo a una sociedad distinta, con más ansias de libertad, con los nacionalismos emergentes y con un socialismo pujante.

Sin embargo, no se trata de una reflexión sobre el tema, al modo de Stefan Zweig en su “El mundo de ayer”, sino de un divertimento literario, muy bien escrito, pero algo insustancial.

domingo, 1 de julio de 2007

A Thousand Splendid Suns, por Khaled Hosseini

Segunda novela que leo de este autor, publicada por ahora solo en inglés (está firmada el 31 de enero de 2007). El título es el segundo verso de un poema persa del siglo XVII escrito por Saeb-e-Tabrizi quien, al respecto de Kabul escribe:

“One could not count the moons that shimmer on her roofs,
Or thousand splendids suns that hide behind her walls”


Narrada de manera espléndida, al igual que “Cometas en el cielo”, es una novela dura, que describe sin censuras la difícil vida en Afghanistan, en este caso desde la óptica de dos mujeres, Mariam y Leila.

Mariam es una niña bastarda, que crece incomunicada del mundo exterior, con la única compañía de su madre, a la que el padre de Mariam, un rico hombre de negocios de Haret ha permitido que sus legítimas mujeres exilien a una pequeña choza en el alto de una montaña . Su vida es un canto al infortunio, a la resignación. Está condenada a vivir en la marginación, a tener muy pocos momentos, si alguno, de felicidad. El paso de la niñez a la juventud, y a la madurez no mejora precisamente su existencia. Sin embargo, Hosseini nos describe de forma magistral –bajo mi punto de vista- su fortaleza, su individualidad. A pesar de la sociedad que la rodea, no pierde nunca su personalidad. Tiene una gran vida interior, que es de donde nace la fuerza del carácter de este personaje. A pesar de que todo lo que la rodea es miserable, negativo, a pesar de su escasa educación, es capaz de mantener en todo momento su dignidad. Su vida parece a todas luces insignificante, pero el autor nos enseña a valorarla, a quererla, a admirarla. El juicio que hacemos de su vida, el que hace ella al final de la novela, me hace pensar mucho acerca de los valores, de las prioridades, de las oportunidades que nos presenta la vida. Y de cómo acertar en las decisiones verdaderamente importantes.

Laila, por su parte, disfruta de una niñez más estándar y feliz que la de Mariam. La mayor dificultad de esta etapa es la invasión rusa, que se lleva a sus dos hermanos con los mujahidines, y condiciona enormemente las relaciones familiares. Su amigo Tariq, un niño lisiado por una bomba, que le arrancó una pierna, le acompaña en su transición a la juventud. El retrato de su personalidad, la de su familia, la de sus amigos, está marcado por la invasión rusa, por la lucha de los mujahidines, por la injusticia y crudeza de la guerra. Es la vida de los civiles en un país en el que llueven bombas todos los días, y donde los derechos de las personas brillan por su ausencia. Laila está llamada a grandes causas, pero la vida le reserva serias pruebas, que en muchos momentos de la novela se hacen verdaderamente insoportables. La vida de Laila está condicionada por la guerra primero, por los talibanes después. Pero Hossieni también nos la describe de manera maravillosa, como una mujer fuerte, inteligente, y que al igual que Mariam, no es derrotada por el ambiente que le rodea y conserva en todo momento su dignidad.

Los principales personajes masculinos, Tariq y Rasheed son algo más artificiales, aunque creíbles. Representan el Bien y el Mal, lo que nos gustaría ser – a pesar de sus “pequeños” defectos- y lo que la vida, la sociedad, la miseria, convierte a muchos. Rasheed no es malo por naturaleza, de hecho probablemente sea un ciudadano normal, común, en la sociedad que le ha tocado vivir. Pero evidentemente, no es suficiente, y su carácter repele.

En cuanto a la descripción de los diferentes momentos políticos, de la sociedad afghana, me llaman particularmente dos situaciones: la injusticia que se produce en el exilio de Mariam y su madre Nana, su aceptación por la sociedad (y su traslación a la sociedad occidental, que aunque le repele el exilio físico acepta sin problemas el de las personas), y el gobierno talibán, la asfixia que produce la falta de libertades, su opresión, la impunidad de sus decisiones.

Bajo mi punto de vista novela muy recomendable. Si alguien la quiere leer en inglés que me la pida. En otro caso, compradla cuando salga en español y me la comentáis.

martes, 12 de junio de 2007

Job. La resignación traicionada


Joseph Roth. Editorial El Acantilado.

Una preciosa historia contada con maestría. El estilo es propio de un orfebre de la palabra: minucioso, detallista, diáfano, preciso. El tema viene dado por el título: la resignación como ofrenda a Dios; la santa paciencia. El protagonista, hombre sin atributos definidos, como aquel que pintara Robert Musil en un imperio Austro-Hungaro que se desintegraba, encuentra en la resignación el único motivo para sentirse vivo junto a un Yhave implacable. Su familia; los avatares de una historia y una sociedad que buscaban nuevos horizontes; la frontera de una Europa lejana y reducida a la pobreza y la ignorancia, conforman las coordenadas de una historia triste pero esperanzadora.
Sólo pondría reparos al final, quizá un poco artificioso. Pero la comprobación de tal valoración la dejo a vuestra lectura.

miércoles, 6 de junio de 2007

Qué es nuestra fe

Libro recomendable para aquellos que buscáis la fe

jueves, 31 de mayo de 2007

A Man wiyhout a Country de Kurt Vonnegut

Desde que leí el comentario en 1mas1mas1 del fallecimiento de este autor, del que nunca había oído hablar, he estado buscando algún libro suyo. En el blog recomendaban "Desayuno de Campeones". No hay nada como no encontrar un libro para que se acreciente en mí el deseo de leerlo (he de reconocer, a mi pesar, que me pasa no sólo con los libros).
Pues bien, en mi último viaje a Boston, estuve un montón de horas en el aeropuerto, que dispone de una magnífica libreria, donde no solo encontre el mencionado, sino que me hice con dos más (por si acaso me gustaba el autor), A Man without a Country, y Slaughterhouse-five.

A man without a Country es la última novela del autor, una especie de memorias de las ideas del escritor. Por lo leído, se trato de un escritor que se definía como Humanista, ateo, que sin embargo está deseoso de poder creer en Dios. Reproduzco uno de sus pensamientos "I say of Jesus as all humanist do, If what he said is good, and so much of it is absolutely beautiful, what does it matter if he was God or not? But if Christ hadn't delivered the Sermon of the Mount, with its message of mercy and pity, I wouldn't want to be a human being. I'd just as soon be a rattlesnake".

Me pareció también muy interesante su comentario acerca de Hamlet, en especial cómo considera el speech de Polonio a su hijo, que muchos -y entre ellos yo- subrayan como un ejemplo de lo que deberíamos explicar a los nuestros, como de padres estúpidos.

Un libro de lectura fácil, con pensamientos controvertidos, muchos de ellos no compartidos, pero interesantes. Leeré los otros dos que compré.

Cometas en el cielo

Este libro me lo regaló Juan Mari hace un par de meses. La verdad es que andaba enfrascado en la lectura de la Divina Comedia, y se me estaba haciendo muy cuesta arriba. No tenía mucho más que leer, y me metí esa misma noche en materia. Es un libro que engancha desde la primera página. De prosa fácil, dibuja la historia de Afganistan de una manera preciosa. Pero lo que más me impactó fue su descripción de la amistad. Historia de dos amigos, uno rico y otro pobre, hijo de su sirviente. El rico lo tiene aparentemente todo, pero desde el principio demuestra que carece de seguridad. Se siente menos querido por su padre, y eso le fustra. El pobre, Hassan, además de tener un defecto físico, de no tener esperanza alguna de progreso, de pertenecer a una raza considerada inferior, es feliz, seguro de sí mismo. Estos dos personajes, su relación, la amistad inquebrantable de uno, la miedosa del otro, sus miserias y alegrías son descritos de manera que te metes en la piel de los protagonistas. Khaled Hossieni los acompaña además de un elenco muy interesante de personajes con una fortaleza y definición impresionantes. Como único pero pondría el personaje de Assef, un esteriotipo de malo malísimo que quizá no resulte del todo creíble.

En definitva, un libro que no hay que dejar de leer, en mi modesta opinión. Tanto me ha gustado que acabo de empezar el segundo libro, recién publicado de Hosseini, "A Thousand Spendid Suns", con la misma temática, pero con personajes fundamentalmente femeninos. Prometo crónica.