Estremecedor cuadro de la esclavitud bajo el régimen soviético y un lúcido análisis sobre la libertad y el significado de la misma en la historia de Rusia y la vida de los hombres.
Más que una novela, Vasili Grossman realiza un certero y sobrecogedor ensayo en el que revela la verdadera esencia de una utopía, la utopía del comunismo. Refleja en sus páginas la descarnada realidad de la Rusia soviética, paradigma del socialismo, y ésta no es más que la esclavitud y el dolor irracional e inhumano que los hombres se infringen con el único propósito de sobrevivir.
Iván Grigoriévich, preso durante casi treinta años en las diferentes cárceles que el Estado soviético había ido inventando, ha terminado su terrible tortura y se encuentra con recuerdos que se sienten culpables o con una nueva vida, silenciosa, triste y dolorida, que lucha por recuperar la dignidad humana en el arrepentimiento. Iván no es más que un cable sobre el que Grossman orea los detritus de un régimen salvaje y brutal.
Impresiona la imagen del amo y el perro como metáfora histórica de una forma de creer en la vida y la libertad que sólo ha traido muerte y desesperación.
Sobrecoge hasta la nausea el asesinato masivo de los campesinos ucranianos y nos hace preguntarnos: ¿por qué no está este capítulo de la infamia humana recogido junto a los campos de concentración nazis?
Grossman, con incleible lucidez, apunta a la esencia de un régimen, un estado y una nación: el perverso contubernio que en Rusia han mantenido el progreso y la esclavitud. Yo añadiría a esos tres conceptos la ideología socialista, que aún consigue disimular tras un escenario teatral y propagandístico todo el sufrimiento que sus desvaríos han traido al mundo.
Una obra aconsejable para los que quieran conocer la historia y la condición humana. Una obra para los que creen en la esperanza
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