Las comillas van a ser útiles para reseñar este libro, que leo tras grandes loas al “gran” Mediano en la prensa. Lo selecciono y compro en la Feria del Libro, por ser uno de los más aclamados del autor, y atraído por su breve formato (unas 200 páginas). Modiano es uno de los escritores más admirados de la literatura contemporánea francesa. Leo en la contraportada calificativos como “bellísimo”, “vanguardia” y “profundo misterio”. No es para tanto. El libro nos acerca a la vida de personas que frecuentan un café en el París de los 70, centrándose en una joven. El misterio de la joven se sustenta en los pocos e incompletos retazos empleados en su descripción. No vemos a la joven (no recuerdo su nombre); sólo nos queda un a vaga imagen dibujada por nuestra imaginación. La prosa es fluida, sencilla, sin pretensiones (no “bellísima”, desde luego). La historia también es vaga: diferentes secundarios y protagonistas narran episodios en torno al café y la joven. La vaguedad es el elemento básico usado para construir el “misterio”. El otro elemento, más próximo a la “vanguardia”, es el comportamiento errático de los personajes (o del bosquejo de los mismos). Sólo “vanguardia” (entrecomillado), porque me parece que personajes con problemas psicológicos, con comportamientos sin sentido que les lleva a asomarse al nihilismo, empiezan a ser ya un lugar demasiado común en las últimas décadas.
La historia, o su bosquejo, es de amor y de falta de verdadero amor (un amor “moderno” tal vez), de soledad, de infancia vacía que arrastra a una madurez que nunca llega, que acaba abruptamente y que nunca es feliz.
No quiero ser demasiado crítico. “En el café…” es interesante, aunque tal vez poco original. No deja de tratarse, pese a las tantas “comillas”, un libro atractivo, elegante, sugesstivo, que funciona perfectamente, aunque se quede algo frío, lejos de dejar huella.
domingo, 20 de septiembre de 2009
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