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rating: 2 of 5 starsHistoria de Christopher MacCandless, joven de 24 años que murió de hambre en 1992 en Alaka.
Libro con bastantes claroscuros y altibajos. desde el punto de vista estrictamente literario, creo que Krakauer tiene una prosa muy fluida, con la que es capaz de mantener las tensión del lector, a pesar de los pocos mimbres que tenía para elaborar su historia. Sus descripciones de la naturaleza, abundantes, y marginales dentro de la historia que pretende contar, lejos de resultar tediosas, son muy interesantes.
Su narración de la vida de Christopher MacCandless resulta entrañable. El autor, dentro de la objetividad con la que pretende afrontar la historia, se pone claramente de parte del protagonista de la misma. A la vez, nos da la visión de aquellos que veían en MacCandless un niñato, un suicida, un imprudente. El lector tiene que sacar su propia conclusión, y estoy seguro de que cada uno verá en McCandless una persona distinta.
Un pero gordo. Los dos capítulos que incluye el autor acerca de su propia experiencia escalando una montaña en Alaska, con la excusa de justificar por qué cree que el protagonista es un suicida, son absolutamente extemporáneos, e insufribles. Recomiendo que simplemente los omitáis, ya que no aportan nada a la historia.
Y me mojo. Mi visión acerca MacCandless. Joven con buenas intenciones, raro, sin un objetivo claro en la vida. A pesar de la historia de sus padres (común por otra parte en USA), tiene una infancia bastante convencional. El descubrimiento del secreto de su padre transforma radicalmente la relación con él y con su madre y parece ser la gota que colma el vaso y le empuja a abandonar el mundo, y dedicarse a vagabundear por EEUU. Creo que se trata de una acción-reacción desproporcionada, y que probablemente sea síntoma de algún desorden psicológico.
Su deambular por un mundo de personas sin preparación le hace destacar y ser admirado por ellas. Causa simpatía y ternura. Sin embargo, a su vez, causa dolor en su familia (tampoco excesivo cuando no se vuelcan en buscarle).
En definitiva, MacCandless es un ser extremadamente generoso con sus no íntimos, y totalmente rácano con su familia y amigos.
Su vida, y su muerte, carecen de sentido. Quizá si hubiese tenido alguna búsqueda algo más trascendental su historia hubiese merecido la pena. Desgraciadamente, creo que su muerte sólo sirvió para demostrar que la Naturaleza es más fuerte que el hombre, y más cuando éste se enfrenta a ella desde la ingenuidad.
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2 comentarios:
Al terminar de leer este libro en el avión que me llevaba de Ancorage a Vancouver escribí las siguientes líneas con la intención de ampliarlas. No vale la pena porque estoy completamente de acuerdo con Alfonso: La vida de este joven muerto junto al río ilustra la búsqueda de una manera de vivir nueva, más verdadera y personal, pero sin motivaciones claras y con un Dios que no es cercano ni personal. Las incongruencias, caprichos y desconciertos del joven demuestran un carácter poco maduro, sentimentaloide y sin puntos de referencia claros. Deseaba una gran aventura, pero no aparece en absoluto su finalidad ni para qué ni por qué.En sus tres meses en la selva no da la impresión de haber descubierto nada, de haber decidido algo. Estaba dispuesto a morir, ¿para qué? El libro ha sido conocido porque se filmó una película sobre el tema, película que ha tenido éxito. El autor es hábil, pero el sujeto e, incluso, la aventura no da para mucho.
La manera de vivir que describís no es nueva. Hace más de un siglo, Henry D. Thoreau ya lo intentó y plasmó su experiencia en un libro magnífico, Walden.
Ignacio me lo recomendó en su día y yo os hago extensiva esa recomendación de un libro que merece estar entre los clásicos.
Un abrazo
Nacho
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