Leo este libro esperando a despegar camino de Lisboa. Me lo he regalado el día de San Jorge, y sirve para volver a la novela después de meses interesado por la Historia y biografía novelada.
Al parecer el autor refleja en esta novela su visión de si mismo, a modo de autobiografía parcial, y que es publicada una vez ha muerto. Es el grito de un hombre atrapado por el vino, por el dolor. Nunca ha tenido suerte. En el declive de su vida la diosa fortuna le da una oportunidad. Como todos, su primera intención es devolver el dinero que se le da. Pero de camino a cumplir con su promesa la vida le va poniendo obstáculos, en forma de cotidianidades, que minan su voluntad e imposibilitan la tarea. Por primera vez, ve que la vida no le trata mal, pero es incapaz de apartarse de sus hábitos. El protagonista fracasa en su intento, es el fracaso de una vida en la que a pesar de conocer cual era el camino, a pesar de las múltiples oportunidades que se ofrecen, nos ofuscamos poniendo "el placer antes de la devoción".
Mención especial me parece el prólogo de Carlos Barral, un cántico al tipo de vida que lleva el protagonista, ofreciéndonos, sin embargo, el reverso de la moneda.
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